Creador del Primer periódico Argentino La Gazeta de Buenos Aires, Mariano Moreno periodista y primer Politilogo Argentino.


Creador del Primer periódico Argentino La Gazeta de Buenos Aires, Mariano Moreno periodista y primer Politilogo Argentino.

Secretario de la Primera Junta de Gobierno. Creo y Dirigió la Gazeta de Buenos Ayres Primer periodico Argentino y fundó la Biblioteca Pública (hoy Biblioteca Nacional). Propugnó la libertad de comercio, en contra del monopolio. Nació en Buenos Aires el 23 de septiembre de 1778.

A través de sus Frases se puede ver su pensamiento politico y la importancia de sus ideas y la fortaleza de sus valores:

Derecho de los pueblos
No pueden atacarse impunemente los derechos de los pueblos. En los particulares súbditos es un crimen de traición; pero en los magistrados y autoridades es la más enorme y sacrílega violación de la fidelidad que deben a la confianza pública y a las leyes constitucionales de sus empleos. Las autoridades todas derivan en su primer origen de los pueblos, el poder que sobre ellos ejercen y por una ley suprema, que es la suma de todas las instituciones políticas, es manifiesto que no lo confirieron par que, abusando de su ejercicio, lo conviertan en destrucción del mismo, de quien lo han recibido.
(Gazeta de Buenos Aires Nº 19. Jueves 11 de octubre de 1810)

LOS GOBERNANTES
La política es la medicina de los Estados, y nunca manifiesta el magistrado más destreza en el manejo de sus funciones que cuando corta la maligna influencia de un mal que no puede evitar, corrigiendo por una dirección inteligente que produce la energía y fomento del cuerpo político.
(Representación de las Hacendados, 1809)

• Desde el descubrimiento empezó la malicia a perseguir unos hombres que no tuvieron otro delito que haber nacido en unas tierras que la naturaleza enriqueció con opulencia y que prefieren dejar sus pueblos que sujetarse a las opresiones y servicios de sus amos, jueces y curas.
Disertación Jurídica sobre el servicio personal de los indios, 1802

• Yo he visto llorar muchos hombres por la infamia con que se les entregaba; y yo mismo he llorado más que otro alguno, cuando a las tres de la tarde del 27 de junio de 1806, vi entrar a 1.560 hombres ingleses, que apoderados de mi patria se alojaron en el fuerte y demás cuarteles de la ciudad.
o Diario personal referido a las invasiones inglesas.

• Si los pueblos no se ilustran, si no se vulgarizan sus derechos, si cada hombre no conoce lo que vale, lo que puede y lo que se le debe, nuevas ilusiones sucederán a las antiguas, y después de vacilar algún tiempo entre mil incertidumbres, será tal vez nuestra suerte mudar de tiranos sin destruir la tiranía.
o Prólogo del libro «El contrato social» de Rousseau, traducido por Mariano Moreno en 1810.

• ¿Puede Fernando dar Constitución a sus pueblos desde el cautiverio en que gime? No. ¿Pretende acaso el rey, que continuemos en nuestra antigua Constitución? Le diríamos que no conocemos ninguna y que las Leyes arbitrarias, dictadas por la codicia para esclavos y colonos, no pueden reglar la suerte de unos hombres que desean ser libres. ¿Aspiraría el Rey a que viviésemos en la misma miseria que antes y continuásemos formando un grupo de hombres a quien un virrey puede decir impunemente que han sido destinados por la naturaleza para «vegetar en la oscuridad y el abatimiento»? El cuerpo de dos millones de hombres debería responderle: Hombre imprudente, qué descubres en tu persona que te haga superior a las nuestras? ¿Cuál sería tu imperio, si no te lo hubiésemos dado nosotros? ¿Acaso hemos depositado en ti nuestros poderes para que los emplees en nuestra desgracia? Tenías obligación de formar tú mismo nuestra felicidad, éste es el precio a que únicamente pusimos la corona en tu cabeza. Te la dejaste arrebatar por un acto de inexperiencia, capaz de hacer dudar, si estabas excluído del número de aquellos hombres a quienes parece haber criado la naturaleza para dirigir a los otros; reducido a prisiones e imposibilitado de desempeñar tus deberes, hemos tomado el ímprobo trabajo de ejecutar por nosotros mismos lo que debieran haber hecho los que se llaman nuestros reyes; si te opones a nuestro bien, no mereces reinar sobre nosotros, y si quieres manifestarte acreedor a la elevada dignidad que te hemos conferido, debes congratularte de verte colocado al frente de una nación libre. ¿Podría el Rey oponerse a las resoluciones del Congreso? Semejante duda sería un delito. El Rey, a su regreso, no podría resistir una Constitución a la que aún estando al frente de las Cortes, debió siempre conformarse… y si algún día logra la libertad porque suspiramos, una sencilla transmisión le restituiría al trono de sus mayores con las variaciones y reformas que los pueblos hubiesen establecido para precaver los funestos resultados de un poder arbitrario.
o Gaceta de Buenos Aires, jueves 15 de noviembre de 1810.

• Habiéndome hecho cargo de todo, resolví entregarme a la marea de los acontecimientos, porque las empresas arduas siempre presentan grandes dificultades, y por consiguiente grandes remedios; pues huir cuando se va a dar la batalla, no sólo es cobardía sino aún traición; y en este estado me puse en manos de la Providencia a fin de que dirigiese mis conocimientos acerca de la causa más justa y más sana, pues si se malograse el fruto de mis intentos, la recompensa, creo, quedaría cifrada en la gloria de haberlos emprendido.
o Plan Revolucionario de Operaciones. Buenos Aires, Plus Ultra, 1975

• ¿Creen que los hijos del país puedan volver a las cadenas? ¿No conocen los enemigos que, aún cuando logren nuestro exterminio, nuestros hijos han de vengar la muerte de sus padres?
• Un habitante de Buenos Aires ni ebrio ni dormido debe tener expresiones contra la libertad de su país.
o Justificación al desterrar a Atanasio Duarte

• Que el ciudadano obedezca respetuosamente a los magistrados, que el magistrado obedezca ciegamente a las leyes.
o La Gazeta de Buenos Aires, 6/11/1811

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